jueves, 26 de mayo de 2011

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Hola, buenas tardes. ¿Qué tal te va todo? Espero que bien. Me acordé de ti, y me apetecía escribirte. Acordarme de ti, ya es rutina, día tras día. En las siete primeras horas del nuevo día, sueño contigo; en los 360 minutos siguientes, pienso en nuestro tiempo compartido, en la facilidad que tienes para sacarme una sonrisa y hacerme sentir, como tú solo sabes, el burbujeo en el estomágo; en los 7200 segundos de después, cuento las horas, con sus minutos y sus segundos que me quedan para verte; una vez estado contigo, el tiempo vuela y ya te tienes que marchar, vuela el tiempo, pero yo también; tras tu despedida, en las 5.400.000 milésimas de segundo de luego, me entristezco pues ya no estás, pero en la 5.400.002 milésima, vuelvo a reír, pues sé que tarde o temprano, volverás, ¿verdad?

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