sábado, 10 de septiembre de 2011

- ¿Me dejas probar tu batido?

- Ah, ¿ahora sí?
- Si te has pedido otro es que tiene que ser bueno.
- Toma. - Le pasa el vaso.
Él aparta la pajita y bebe un sorbo directamente del vaso. Luego se lo devuelve.
- Hummmm, has hecho bien en pedir otro. Está bueno de verdad.
- Has apartado la pajita. ¿Tan remilgado eres?
- No es por mí, es que a lo mejor te molestaba a ti. Beber con la misma pajita es un poco como besarse.
Ella lo mira y sonríe.
- En realidad no. Es diferente. Muy diferente.
Silencio. Se quedan un rato mirándose a los ojos. Luego ella vuelve a pasarle el vaso.
- ¿Un poco más?
- Sí, gracias. - Esa vez, él bebe directamente con la pajita. Y la mira. Fijamente. Con intensidad.
- Ahora es como si me hubieses besado.
- ¿Y te ha gustado?
- Hummm, sí, mucho. ¡Era un beso con sabor a kiwi y fresa!

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