sábado, 7 de enero de 2012

En seguida, lo común le dice

que no se preocupe más, que deje que las cosas marchen solas; porque cuando es el cuerpo quien habla no hay nada que discutir, nada que objetar. 


En ocasiones, cuando baila, no puede evitar dejar de pensar. A veces el baile le ayuda a relajarse: la cadencia regular de los movimientos, la concentración, la tensión del cuerpo controlado y sostenido le sirven para vaciar la mente. Y ahora lo necesita de verdad.  Ella entiende la danza, también, como una medicina, como un jarabe que disuelve la angustia.

# Se concentra de nuevo en lo que sucede allá abajo, en el escenario, allí donde todo es posible, donde son suficientes una serie de gestos para evocar un mundo diferente, lejano, extravagante, irreal y bello.

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